miércoles, 19 de septiembre de 2007

¡¡¡¡GOYA!!!!



...¡Pongan huevos!¡Los Pumas pongan huevos!...
...como no te voy a querer...

El amanecer se acerca. Aún se siente el frío de la noche y la luz del día todavía no hace acto de presencia, pero es perfectamente distinguible que la noche quedó atrás. El momento se presta para recapitular. Fue un viaje interesante. Hasta podría llamarlo productivo. Empezó muchos años atrás, en la puerta de la casa paterna, con unos primeros pasos que ahora recuerdo tan seguros, tan confiados. Fortalecidos por ilusiones y sueños. Con un vigor probablemente alimentado por la ignorancia o la inocencia. Mi equipo de fútbol acababa de conquistar un campeonato y, cosa curiosa, eso también sumaba en la ecuación de mi ánimo. A los pocos pasos, muy pocos, las primeras dificultades de una vida independiente, los primeros tropezones de una vida interactuando, las primeras experiencias compartiendo una vida me parecen ahora tan livianas, pero en ese momento la verdad apenas pude soportarlas. De nos ser por los compañeros que encontré en el viaje, con los que compartí, aprendí y hasta olvidé, esas vivencias pudieron frenar mi caminar interrumpiendo el viaje. Sólo agradecimiento y respeto es lo que siempre tendré para esos compañeros viajantes, que me ayudaron a fortalecerme para continuar ya solo por mi cuenta en la travesía. Y otra vez, cosa curiosa, mi equipo competía en la liga futbolera, cerca de la punta pero sin acariciar un titulo, batallando con la cantera y los gastos. Una época en la que los cambios en la alineación titular eran la constante, en donde el jugador tenía que acostumbrarse a tener un compañero diferente en cada partido. Como en mi vida, que veía pasar los relevos en la posición de compañera. Sin la continuidad no hay juego de conjunto.
Poco a poco, de seguir andando, se aprende a leer el camino. Y también de a poco, se aprende a escoger los compañeros y veredas que mejor ayudan a llegar a buen destino. Así un buen día me encontré andando en un camino agradable, con un compañero increíble. Y la experiencia de compartir el viaje se hizo cada vez más placentera, más nutritiva, más completa. Después de un buen trecho de viaje compartido, nos aventuramos juntos en una nueva experiencia con alegría y esperanzas. Con amor. Y de ésta aventura me queda mi realidad más querida, mi esperanza cristalizada: mi retoño. Otra vez, cosa curiosa, mi equipo arrasaba la liga, un año entero como el mejor, bicampeonato (¡la misma noche de mi boda!), llegando a la final en torneos continentales y hasta dándose el gusto de arrebatarle un trofeo al Madrid a domicilio. Cuadro perfecto. Pero...¡como aborrezco los peros! Dicen que nada es para siempre, que las cosas buenas duran poco. Malas decisiones, orgullo, egos, como sea...practicamente el mismo equipo un año después estaba peleando el descenso. Así es el fútbol. Meses sin conseguir puntos, meses sin anotar goles y cuando se juega bien y se anotan goles, se cometen errores que cuestan el partido. Como en mi vida. El camino empieza a dejar de ser completo, dejar de ser nutritivo, dejar de ser placentero. Y se cometen errores que cuestan el partido. Y también la crisis nos lleva al descenso emocional. Y como en el fútbol, se toma la decisión de cesar al director técnico. Un nuevo rumbo, una nueva filosofía, un nuevo esquema es lo que se necesita. Y ahora, otra vez, ando los caminos y veredas solo. Aprendiendo de nuevo a estar solo, a vivir solo, a disfrutar la vida solo. Retomando la mística y la garra, como en el fútbol, retomando maneras de nutrirme y crecer solo. Y en estas nuevas rutas me acompaño de un enano juguetón al que se supone que enseño, pero casi siempre tengo la duda de quién es el que está enseñando. Nuevas enseñanzas, nuevas ilusiones, nuevas esperanzas, nuevos sueños, nuevas andanzas, nuevos caminos. El amanecer se acerca. Aún se siente el frío de la noche y la luz del día todavía no hace acto de presencia, pero es perfectamente distinguible que la noche quedó atrás. Es hora de empezar el día. Es momento para continuar andando y haciendo el viaje interesante. Cosa curiosa, después de siete meses de tropiezos, mi equipo lleva cinco partidos sin perder y la racha incluye los dos últimos encuentros con victoria sin goles en contra. Mi apuesta, mi esperanza en el siguiente partido es que mi equipo alcance una victoria...otra vez.

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