domingo, 26 de agosto de 2007

RESOLUCION



...Los afectos y cariños que tenemos,son
para disfrutarse, si no, ¿qué caso tienen?...

Fin de Semana. La terminal de trenes está repleta de gente que presurosa deambula por sus pasillos. En esta terminal diariamente y en todo momento centenares de vidas cruzan sus caminos, algunas de esas vidas se acompañan largos trechos del viaje, algunas jamás vuelven a encontrarse. Azar, destino, elección, estado anímico. Son muchas las causas de que éstas vidas inicien un trayecto, pero es una y sólo una la razón para que lo compartan: SU DECISIÓN. Su circunstancia, su aquí y ahora les indica la siguiente ruta, la siguiente conexión, el siguiente itinerario. Pero es sólo su decisión la que define el siguiente destino. En los interminables pasillos de la estación, se interpreta una bien coreografiada danza en la que cada individuo escoge un papel. Algunos escogen seguir a la multitud, parece el camino más confiable, más seguro, más rápido. La ventaja de la manada. Algunos van a contraflujo, ilusionados o ilusos, apareciendo como estorbos a los demás y retrasando su marcha. Otros van zigzagueando, como probando y reconociendo, probablemente dudando. Algunos en definitiva van perdidos, buscando señales que les indiquen algún camino. No hay andadores definidos, no hay pasajes obligatorios, sólo el libre y amplio espacio de la estación y sus pasillos para que cada viajero, con su circunstancia y decisión, encuentre su camino y su destino. Pero todos deben de escoger un papel y un destino, si no, su propósito en la estación quedaría desdibujado y ambiguo. No hay viaje si no hay viajero. De la misma forma todos siempre tienen la posibilidad de encontrar y tomar su tren, el que decidan. Pero es sólo la posibilidad. El que lo tomen o no es definido nuevamente por su circunstancia y desición. Si hay viajero hay viaje.

Entre la marea de gente que sigue las notas y tiempos del reloj de la estación, un hombre de esos que zigzaguea, que intenta por distintos lugares de la estación, que prueba y pregunta, que a veces se aventura en contraflujo y a veces se conforma con la ventaja de la manada, uno como cualquiera, por fin, después de largo rato de esperar y ver como pasa la gente, después de preguntar a otros presurosos viajantes por direcciones que al parecer, sólo a él le parecen familiares, después de escuchar atentamente los relatos y aventuras de viaje de otros, después de un tiempo de perder el tiempo, y después de que aprendió que es muy bueno como compañero de viaje, pero que a veces hace los viajes insufribles, por fin, al fin su circunstancia y decisión le hacen elegir su destino. Otra vez emprende el viaje. Después de entender que en esta profesión de viajante la vida es corta e impredecible y que viajando, la única constante es el cambio. Después de comprender que todas sus referencias de viaje, todas sus experiencias de otros viajes se suman a su circunstancia pero que aún se requiere de desición para seguir viajando. Después de aprender que una vez en ruta, el viajero verdadero no se conforma con sentarse y ver desde la ventanilla, sino que debe trabajar e invertir esfuerzo para que el viaje resulte una autentica experiencia valiosa. Después de recordar que cada viaje es único y que no tiene mucho sentido comparar uno con otros sino que hay que vivirlos, se decide, toma su mochila y se dirige al andén que ha definido como su siguiente destino. Para algunos, se le nota desesperado, apresurado. Probablemente las horas de espera le hicieron perder de vista que no se puede recuperar el tiempo perdido. Que si lo que quiere es seguir avanzando, hay que encontrar el ritmo adecuado para hacerlo. Puede ser que sólo está decidido, resuelto. Que ahora SABE como hacer un buen viaje. Y le interesa no perder más tiempo. Desea el Lunes despertar ya en su destino. Recuperando viejas y casi olvidadas costumbres de viaje y formas de interactuar con otros viajeros y lugareños, quizá porque dejó de viajar en tren o caminando, volviendo a cargar la vieja pero práctica mochila que había cambiado por una maleta con rueditas, con un ánimo que hace mucho no se le conocía, que algunos de sus compañeros de profesión viajante incluso extrañaban, ahora, otra vez hasta sonríe. Recuerda que en esa mochila se habían quedado sus botas preferidas y una gorra que le trae gratos recuerdos. Y avanza, con paso firme hacia el andén, saluda a los transeúntes, a los vendedores, a otros viajeros. Ahora es a él al que le preguntan direcciones y destinos interesantes. Y comparte lo que aprendió. Y revisa en la mochila y si, también el viejo y deshojado diario de viaje está ahí. Le anexa las fotos de los dos últimos viajes a otro continente que tenía regadas y con mucho cuidado, también la de su excompañera de viaje y la de su pequeño. Al verlas su ánimo se refuerza, su paso se acelera, con facilidad empieza a dejar atrás a otros viajantes. Ahora le quedan claros los motivos para seguir viajando, le quedan claros los destinos que va a visitar y lo que hará en ellos. Ya SABE como hacer un buen viaje. El reloj de la estación le recuerda que no puede perder más tiempo. Andén 1-3, por fin, el indicado. Sube las escaleras. Hay emoción en su cara. Se imagina descendiendo del tren en su destino. La escalera parece interminable, pero su paso ya no se cansa, tiene bastante pila para seguir a este ritmo, está motivado. Llega al fin de la escalera. Un andén brumoso. Al final se alcanza a ver el tren que ya ha partido. El hombre lo ve partir. Se toma unos momentos para verlo alejarse. Otra decisión definió la partida del tren. La emoción en su rostro no decae. Es extraño. Ese era su tren y lo ha perdido. Se ha quedado varado. Pero sonríe. El hombre voltea al reloj. Piensa que Todo pasa por y para algo.
En dos minutos sale el siguiente tren a ese mismo destino....

viernes, 24 de agosto de 2007

EQUIVOCACIÓN


...siempre me voy a enamorar
de quien de mi no se enamora...

Ya han pasado meses desde la última vez que te vi, meses desde la última vez que me tocaste, meses desde la última vez que probé tus labios y tu aliento. Y pensé que ya me eras ajena. Imaginé que comprobamos que podíamos vivir cada quien su vida, sin necesitarnos. Que podíamos cada uno alcanzar nuestros sueños sin la necesidad de compartir esos pequeños logros cotidianos, que habíamos madurado y comprendido que la felicidad o es completa o es sólo una farsa. Imaginé que habíamos decidido no ser una farsa. Debrallé mil y un justificaciones psicológicas, teológicas, científicas y por supuesto muchos más supuestos egoístas para sustentar una individualidad, la mía, que no requiere de la tuya. Pensé que hasta te había olvidado. A ti y a todo lo que tu provocabas. Pensé que las bendiciones diarias de ver a mi retoño tirar y alcanzar cada vez más cosas me bastaban, que escuchar la cascada de sus risas y parloteos en sus despreocupados juegos y desmanes silenciarían los ecos de tus suspiros. Que sus enseñanzas interminables y continuas me tendrían la mente tan ocupada como para pensar en tus incongruencias y deliveraciones. Que la pasión por mejorar y crecer en el trabajo poco a poco demolería la emoción de sentir tu piel. Que todos los nuevos caminos por los que ahora he decidido caminar, me cansarían la marcha tan sólo lo suficiente para no desear emprender rumbo hacia tu rumbo, para no buscar nuevamente tu camino. Si bien ahora veo con claridad todos y cada uno de los motivos que me hacen continuar, que me inspiran a crecer, tú me sigues inspirando, me mueves, me motivas. Ayer, en medio de una multitud rugiente, de notas con sabor a viejos recuerdos y decibelios aturdidores, todavía no sé si te sentí o te extrañé. Otra vez el deseo de cantarte al oído como pretexto para sentir tu aroma, de perderme en estruendos contigo en medio de sueños y anhelos que huelen a flores. Sé que no te necesito. Sé que no me necesitas. Pero como me gustaría coincidir contigo en la decisión de crecer juntos. Que equivocado estaba. Todavía no te he olvidado, ni a ti ni a tus suspiros ahogados,ni tus deliveraciones inconclusas, ni tu rumbo atrabancado. Con todo lo que tengo y soy, aún te extraño, aún te siento. Otra equivocación....