jueves, 9 de junio de 2016

INVIERNO


..... y yo sé que tienes miedo y no es un buen momento para ti,
ni para esto que nos viene sucediendo, pero eres para mí......

Pareciera que el mundo se ha acabado, como si no hubiera nada más allá de esta paredes frías. Frías quizá por el vacío de un mundo que por este momento he decidido que se vaya a un lugar distante, mas distante que esas estrellas frías que hace unos momentos me presumías que pueden verse mejor desde éstos tus dominios. Este tu reino distante y frío. Como las estrellas. Sabes que las estrellas tienen un especial efecto sobre mi y lo aprovechas. Sabes tanto de mi. Sabes que ese tono ingenuo en tu voz, casi infantil, no me permite negarte nada. Y también lo aprovechas. "¿Bailo bien?" me preguntas con ese mismo tono, mientras tu cuerpo se contonea frente a mi y de nuevo todo el mundo desaparece. "¿Manejo bien?" vuelves a cuestionarme mientras me llevas a tu casa, con ese mismo tono que ahora también muestra estragos del alcohol que hemos bebido. Nuevamente tu voz, rasposa a veces, dulce casi siempre, pero siempre acertada para en el uso de ese tono inocente, me pregunta "¿Quieres venir?" cuando me "invitas" a pasar. Y me preguntas como escondiendo tu voluntad, como negando que la invitación es mas bien una orden. Pero a esa voluntad, a esa voz, a ese tono no puedo negarle nada.
Y a así llegue aquí, a tus provincias frías y lejanas, no por el alcohol consumido, no por casualidad ni destino. Porque así lo querías tú, y porque así lo quería yo, supongo, pero estoy confundido. No estoy seguro de como llegue aquí. No estoy seguro de porqué llegue aquí. ¿Era tu voz, cálida, o las estrellas, frías, lo que me guiaba? ¿Era una inquietud o una certeza lo que me impulsaba? Estoy confundido.
Recuerdo tu cuerpo junto al mio y tu cabeza acurrucándose entre mis brazos. Tu cuerpo entre mis brazos. Tu ser entre mis brazos. Tú en mis brazos. Y yo en los tuyos, porque tu me abrazabas y acariciabas intentando quitarme el frío, casi desesperada porque no dejaba de temblar. Pero no temblaba por el frío. Eras tú y lo que tú me haces sentir. Y a esa sensación tampoco puedo resistirme y termino abandonandome. Por fin dejo de temblar y por fin puedes descansar y duermes. Y estas tranquila. Y así, en medio de la oscuridad y el zumbido de tu calentador, me maravillo contigo. Puedo contemplar a placer tu rostro, la linea de tu nariz y tus mejillas. Y tu boca, que me hace alucinar y me revive cada vez que desde ella se escurre tu risa, juguetona criatura que me empeño en invocar con cuanta sandez me pueda proveer el ingenio. Tu risa, que cuando se transforma en escandalosa carcajada estas seguro de que es un momento que dificilmente el tiempo podrá arrancar de la memoria. Respiras tranquila, y en cada respiración sigo el vaivén de tu pecho, con su curva que tu pijama no puede ocultar, pero ahora giras y me muestras tu espalda y la curva de tu cuello y tus hombros, mi parte favorita, esos hombros que encoges junto a tu rostro para enmarcar tu sonrisa cuando haz hecho una travesura. Eres maravillosa. Me encantas. Hermosa, inteligente, divertida. Una chica irresistible. La fantasía de muchos hombres con certeza. Pero esta fantasía está en mis brazos y me entretengo jugueteando con tu pelo, suave, como tu piel, como tu rostro. Y despiertas y abres los ojos y me miras. Y amanece. Tus ojos me iluminan. Y sonríes.......... otra vez tu risa. Y con esa sonrisa las dudas se disipan. Ya no hay mas confusión ni inquietudes. AHORA LO SE. Mujer guerrera, mujer de miedos, de escudos. Mujer extrañamente femenina, justiciera temible, mujer mandona, mujer sin dios ni fe en si misma.
Si, ahora lo sé.............. Te quiero.

No hay comentarios: