lunes, 31 de agosto de 2009

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...its enough for this restless warrior
just to be with you...

Entro a la casa con más que cansancio a cuestas. Entro y no me es posible dejar tras la puerta ese sentimiento gris que me acompaña. Impaciencia. Me cuesta trabajo adaptarme a esta nueva situación. Desesperanza. Las cosas no salen como uno quisiera a pesar del trabajo y ánimo gastados día a día. Cansancio...cansancio casi crónico. Hay pocos momentos en este periodo de adaptación para recargar la batería. La aventura poblana arrojó una semana del camote. Hoy el día empezó a las 4 de la mañana, pero antes de los primeros rayos del sol, ya me daba una probada de lo que vendría. Una hora extraviado en tierras hidalguenses cerrando con percance automotriz. Siniestro es el término legal. Mejor adjetivo para el día no puedo encontrar. El causante se dió a la fuga, típico en éstas latitudes. La aventura hidalguense continúa incomunicado por el teléfono bloqueado (En México, usar más de 13 horas al mes de servicio celular para atender tu trabajo ocasiona que te bloqueen el servicio) con episodio peculiar de busqueda de una tarjeta telefonica de prepago o de un telefono que acepte monedas. Otra hora de calvario. Por fin se atiende el siniestro percance automotriz y quedo varado con todas mis pertenencias en un estacionamiento, lote que por cierto es el preferido por algunos asaltantes de bancos para hacer de las suyas, me informa el agente de seguros. Con casi 2 horas de retraso por fin llego a mi destino original, pero me recibe la sorpresa de que el aguacero de la noche anterior inundó la estación electrica del laboratorio y no es posible continuar con el trabajo programado. Viaje inutil con altos costos. Mis colegas se apiadan de mi situación y se ofrecen a llevarme a la terminal de autobuses para regresar a casa. Muy animados me ayudan a subir mis cosas al auto de uno de ellos, pero las llaves se caen en la cajuela durante la difícil maniobra de acomodar todo el kit de sobrevivencia que cargo cuando hago un viaje. Cuando el colega nos avisa que no encuentra sus llaves (porque estan en la cajuela del auto), una extraña mezcla de expresiones de susto, sorpresa y burla estalla en el estacionamiento del laboratorio. No hay problema, afortunadamente hay un juego extra de llaves del auto en casa del colega. Pero las llaves de acceso a su casa están...también en la cajuela del auto. Casi 3 horas despues, y debido a una tarde de lunes con tráfico inusual en Pachuca que nos acompaño en el trayecto hacia el sitio de trabajo de la esposa del colega para recoger las llaves para entrar a su casa y recoger el juego extra de llaves del auto, más de uno se congratula de que ya me voy, con todo y mi mala suerte, lejos de tierras hidalguenses. Vaya día. Entro a la casa con más que cansancio a cuestas. Mi semblante dice mucho de lo que pasó en el día. Me ves y me preguntas -¿Cómo te fué?- con un tono casi terapeútico. Verte me alivia los sentimientos grises. No acierto a contestarte nada, me acerco y te abrazo...suspiro...cierro los ojos y disfruto este abrazo como lo mejor que me ha pasado en el día. Así, abrazado contigo, sólo respondo: -Bien, me fue bien.-

sábado, 29 de agosto de 2009

FIESTERA


...there is a game I like to play,
I like to hit the town on friday night
and stay in bed until sunday...